El campo se queja



Chupando el último jugo,
la última gota que en el subsuelo retiene,
la tímida arcilla
cada vez más descolorida y deshuesada,
relame sus angustias soñando lluvia.
La tierra ya no baila,
gime en sus entrañas
 abrasada y sedienta,
castigada sin saber porqué.
Observada por moradores que no actuan
y si actuan es por interés.
Preciadas gotas pagadas a precio de lujo,
un negocio, como casi siempre, a costa de lo que se da por natura.
El verde ya no luce,
el musgo huye con las grullas
buscando norte,
se queda el color ocre que no mezcla
repelente de vida y de esperanza.
Las fuentes naturales cierran su grifo,
dejando un fino hilo
para recuerdo de labios que valoran su pureza.


Seco el suelo,
el subsuelo,
secas lágrimas que no brotan,
llanto que vemos a lo lejos,
y que no queremos escuchar.
Lejanía cada vez más cercana.
Todo afecta
en el ciclo de la vida
 cadena que no para,
si,
si para si no llueve,
sin agua todo para.
Pensamos  que será una mala racha,
que en el futuro veremos la sequía en galerias de arte,
en libros de historia o geografía,
fotos sin fecha,
fotos que marcan siempre presente,
la sequía y la sed siempre acechan,
no duermen
ni cuando llueve.
Amnesia colectiva,
tomar consciencia,
gesto mínimo
acción cotidiana,
y tatuarse h2o
como parte de nuestro Adn.



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