El columpio



El sonido del asfalto sale entrecortado,
el sudor resbala entre la arena.
Inmovilidad de intenciones.
El peso del aburrimiento
no calma la sed del columpio.
Tarde para esconderse,
 risas de  chavaleria
tapadas en frascos pequeños.

Ninguna fina intención de calma,
el aire animador evapora veloz,
cualquier atrevimiento de presencia,
zancadas de huida lejos de la capital.

Pistoletazo de verano,
calles alteradas,
 asfalto abrasador,
olor a seco y humo,
humo añejo que no escapa.

Neveras a destajo,
y los incondicionales malteros,
buscando cualquier terraza en sombra.
Los grados de la calle dan igual,
el frío nectar en copa
sabrá a gloria bendita.

Con este percal,
el columpio ,
espera en su quietud
tardes frescas,
sin iras ni sudores,
a su dócil ajetreo
de chavalería dispuesta y atrevida.

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