Soledad



La lluvia eriza mi piel,
cada gota es un recuerdo,
recuerdos de soledad.

Mi madre está cerca,
la huelo
la siento.
Sintió lo mismo a mi edad.

Las dos tapamos el infortunio,
nacer cerca,
cercadas hasta la madurez.
Después el dueño dirá.

Sigue la lluvia,
mis patitas rígidas
sostienen un frágil equilibrio.

Sentir el norte,
beber a sorbos la libertad,
libertad a escasos metros,
pero que no me pertenece.

El frío alambre marca con susto.
Azote de tensión,
que me recuerda que no soy de mí.

Que mis pasos tienen dueño,
que mi cuerpo no me pertenece.
Quizas es la lluvia la que me hace sentir así,
quizás.
Quizás mi soledad es la única que me acompañará siempre.


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