El hombre profundo



El hombre profundo se desdibujaba
en los peldaños del abismo terrenal.
Era tanta su profundidad,
que la voz de su eco,
resonaba afónica al rozar la superficie.
Buscador insaciable de la verdad,
verdad única de mil caminos,
incorfomista por naturaleza,
huidizo de las imposiciones.
Se sentía pastor de si mismo,
y no oveja de rebaños amansados.
Cada encuentro es un espejo ,
espejo con palabras  pintadas en boomerang,
siempre de  ida y vuelta, y... vuelta a empezar.
El hombre profundo cantaba por las noches,
cantos que recogían sus oidos,
incansable escuchador de historias,
historias ajenas,
historias de grandeza,
historias vulgares ,
 cotidianas, que por ser sencillas se engalanan de vida,
otras se bañan en mierda putrefacta,
y se tienen que desechar corriendo en el water.
 Seleccionaba cada historia,
ordenando sus pensamientos,
 sacando conclusiones
en soledad nocturna.

Asi pasaba la vida el hombre profundo,
analizando,
cuestionando,
dudando,
escuchando,
aprendiendo siempre,
observando en la distancia,
distancias cortas , largas,
esperando que el mañana viniese hoy.
Un mañana de alegria,
de conversaciones enriquecedoras,
 momentos con alma,
acciones desde el interior,
loco por compartir con la gente,
así sentía él el mundo,
compartir ,
dando y recibiendo de otros,
y de uno mismo.
Moviendo el conocimiento.




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