Los amantes



El día apagaba su ánimo,
la ténue luz otorgaba protagonismo,
amantes que se relucían atrapados,
 postura sin descanso infinito,
 manos que soportan la apatía del lugar.
Cerrado el ajetreo de comensales chillones,
sordos de amor,
 amor,
 de lejos incomprendido
 casi desapercibido,
para ojos gachos,
sumidos en pantallas atrapasueños,
y sumisos de la rutina del desamor.
El suyo relucía en silencio,
oportuno silencio para el deleite,
amantes que se dan y no se esconden.
Las copas aguantaban el peso candente
de los últimos sorbos de vino no bebido,
brindis a deshoras para la ocasión.
Amantes encerrados entre cuatro paredes,
amor clavado y maldecido,
aún así, la celebración siempre cabe
para el encuentro de un amor correspondido.






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