Renglones torcidos




Resulta que pasa la vida,
el reloj no entiende de pactos,
ni de dichas o desdichas,
solo de andares,
la cantidad da igual,
cada cual administra el número de pasos que esté dispuesto a dar.
Solo se entiende de calidad,
la calidad claro está, no es un departamento de muestreo,
de calibraciones a medida estándar,
no,
es tu muestreo interior,
calidad es tu filtro,
con el que sientes y decides en base a lo vivido,
y el disfrute de los pequeños y grandes momentos del aprendizaje vital.


Torcidos quedan los renglones de nuestro mapa de decisiones,
renglones que hay que rellenar de tinta viva,
no caduca y reseca.
Torcido puede quedar el cuerpo,
error, acierto y error otra vez,
una tras otra y así hasta el último suspiro.

El último suspiro no es el que das cuando tu cuerpo muere,
el último suspiro lo das,
si desistes en seguir avanzando por la senda.

Morimos varias veces en vida,
para resucitar en cambio perpetuo,
incluso vivimos muertos pese a respirar.

Renglones torcidos para enderezar,
pararse en problemas o alegrías,
emociones encontradas,
pertenecer a cada instante para aprender y saborear,
y dejar la emoción  para seguir caminando,
incluso se puede  avanzar
aún cuando tu bastón esté torcido.






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