Al final del túnel



Cuando todo a tu alrededor se pone oscuro,
cuando tus propias huellas casi ni se distinguen en el suelo,
cuando tu propia imagen se difumina como un dibujo al carboncillo,
siempre queda el aliento de seguir y no parar.

Aliento propio,
siempre,
mantra incesante que motiva.

Las palabras ajenas pueden ayudar a endulzar el oído,
por el contrario pueden turbar nuestras aguas serenas.
Aliento propio,
pasos a ritmo de palpitar,
tambores que marcan para no parar.

Parar cuando la luz asome en tu rostro,
cuando por fin respirar sea un baño de paz,
cuando mirar sea ver todo lo que sucede a tu alrededor,
sin culpas,
sin reproches,
sin autocastigos,
aprendiendo de todo.

Llegar a ese final de túnel,
sin desistir en el empeño,
sin recoger cargas de los demás,
llegar para quedarse,
llegar,
al final del túnel.

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