" ESTO TAMBIÉN CAMBIARÁ "...
COMPARTO UN CUENTO DE RAMIRO CALLE, ME GUSTA COMO MANTRA PARA CADA UNA DE NUESTRAS SITUACIONES PERSONALES: " ESTO TAMBIÉN CAMBIARÁ".
- Como soy el hermano mayor, no hay duda de que la sortija con el diamante la ha dejado nuestro padre para mí.
El hermano menor dijo:
- De acuerdo, que sea para ti. Yo me quedo con la sortija de plata, no me importa.
Cada hermano se colocó en un dedo la sortija y emprendieron su vida por separado. Unos días después el hermano menor estaba jugueteando con su sortija y de repente al mirar en su interior pudo leer la siguiente inscripcion: "Esto también cambiará".
- Bueno- se dijo- este debía ser el mantra de mi padre.
Pasó el tiempo y la vida seguía su curso para cada uno de los hermanos. Hubo buenos y malos tiempos, fortuna e infortunio, situaciones gratas e ingratas; circunstancias favorables y desfavorables.
El hermano mayor ante las vicisitudes de la vida comenzó a desequilibrarse. Se exaltaba en demasía con las situaciones favorables y se hundía con las desfavorables. Todo le alteraba y empezó a tener enfermedades, a tomar pastillas para combatir el insomnio, a visitar psiquiatras y envejecer prematuramente. ¿De qué le servia ese fabuloso diamante y haber podido amasar una colosal fortuna con lo que le habían dado por él?
También el hermano menor tenía que afrontar las inevitables vicisitudes de la vida y vivir los buenos y los malos momentos, las circunstancias favorables y las desfavorables, pero nunca dejó de tener presente la inscripción de la sortija: "Esto también cambiará", Y de ese modo era capaz de mantenr una actitud de firmeza y ecuanimidad, de ánimo constante, sin dejarse llevar por estados de exaltación ni de depresión. Se sentía bien, sano y jóven, armónico y satisfecho. ¡Qué extraordinaria herencia le había dejado su padre!.
REFLEXION:
Reza el antiguo adagio: "Todo fluye, nada permanece". La misma palabra vicisitud es muy significativa, porque quiere decir alternancia. Como la vida es dinámica y no estática, todo está sometido al cambio. Es inevitable, es un hecho incontrovertible se acepte o no.
Todo
surge y todo se desvanece; lo que nace tiende a morir; porque hay
encuentro hay separación. Es la insoslayable ley de las dualidades.
Tenemos
que desarrollar ecuanimidad y aceptación consciente ante los hechos
incontrovertibles. Así, por lo menos, no añadiremos sufrimiento al
sufrimiento y podremos mantener un´ánimo más estable y firme, más
constante y aguerrido, y seguir en el incesante aprendizaje de la vida.
Mi querido y admirado amigo el monje budista Piyadassi Thera decía: "La
persona que cultiva la serenidad mental raramente se desconcierta al
enfrentarse a las vicisitudes de la vida. Intenta ver las cosas en su
propia perspectiva, cómo nacen y se desvanecen". En un texto de
incomparable valor llamad Yoga Vasishtha, se nos dice que es un yogui el
que sabe mirar desde la ecuanimidad el transcurso de los
acontecimientos.
Comentarios
Publicar un comentario