La huida



El aire  venía grueso,
 aroma pesado de alboroto,
 Nervios y  descontrol,
rompían la paz reinante.
En la tranquila villa
el tiempo acechaba a desastre.
De la noche a la mañana todo cambió.
Las gentes dejaron atrás sus casas,
 sus senseres,
recuerdos y nostalgias,
juntas,
alegrias y despojos de tristezas bien  ancladas.
Todo atrás.
Todo quedaría atrapado en el sin tiempo ,
ese lugar donde el silencio arrastra la memoria no dicha,
donde los restos de escombros
se amontonan con letras insonoras de futuro.
La mujer de la casa chica recordaba,
extasiada,
mirando su viejo zapato negro,
lo único que unas malas prisas le hizo consevar.
Noches de celebraciones,
 bailes,
manos juguetonas,
risas tapadas,
amores y desamores
pisaron sus suelas.
Mientras...
el otro zapato
quedó atrapado en la huida.
Quedándose como fiel testigo
de días dichosos en tiempos no tan lejanos.
Abrazando cascotes derruidos,
sin saber muy bien por qué se quedó allí.




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