Casas de cartón
Mirábamos cada día indestructible,
confianza hormigonada,
polvos de alquimia barata.
Papá estado acurrucándonos frente al abismo.
Nuestro mirar se distraía,
las manos apenas alcanzaban la caricia,
un dulce resoplo de tiempo,
mísero regalo no dado.
Ancestros en jaula,
como aves exóticas en feria,
visitas guiadas,
fotos Polaroid perdidas en algún cajón,
prisas apretando herencias.
El tiempo decide perpetuar el invierno,
congelar las ganas de futuro.
Nunca antes el presente se guardaba en frasco de dosis grandes,
gotas de perdición en 60 metros cuadrados.
Descuidamos entradas y salidas,
vendiendo las horas de la semana
por cantos de sirena.
No nos fijamos que las casas eran de cartón,
frágiles y con vida dentro.
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