Las mil y una noches...y un día



Las palabras embriagaron al propio narrador,
de repente ya no era dueño de la historia.
La realidad masturbaba su ilusión,
muchas noches para un sólo día.

El tiempo arrastra las ganas al precipicio.
Controlador controlado.
El aire fresco de las ideas
baña y empapa la rigidez de la mente.

La mirada se va torciendo borrosa,
el corazón late dando vueltas de campana.
Sensación extraña para unos pies clavados.
Fuera de sí es cuando empieza a ser propio.

El alma ya no ansía cuentos inventados,
crea su propia historia a cada instante.
Volar pisando Tierra,
soñar con  ojos despiertos,
cantar en silencio.

El miedo pierde a la noche.
La arena del reloj regresa ágil ,
de su distraído periplo ,
a su desierto cálido.

La ilusión baila por fin su propia melodía,
encerrando el orden en cada noche
y dejando al narrador tapado
con el manto de sus palabras.





Comentarios

Entradas populares